Contrariamente
a la mayoría de las arañas, la tarántula no teje telarañas a pesar de que está
en capacidad de producir seda; ella usa la seda para forrar su madriguera y
proteger sus huevos. La tarántula caza la comida buscándola o haciendo
emboscadas y agarra las presas con sus fuertes mandíbulas. Después de
estabilizar a la presa, la tarántula le inyecta un veneno paralizante antes de
consumirla.
Las
tarántulas también emplean tácticas particulares de defensa cuando son
confrontadas con sus enemigos naturales. El veneno de la tarántula puede
paralizar pequeños atacantes, pero rara vez causa síntomas severos en los seres
humanos. La tarántula también emplea el uso del pelo urticante que tiene
a lo largo de su cuerpo. Ese pelo causa irritación en los ojos y la piel. Los
seres humanos que manipulan tarántulas a menudo experimentan urticarias y
rasquiña excesiva. Si una tarántula es amenazada, utiliza sus patas para lanzar
ese pelo a su agresor.
Estos
grandes arácnidos prefieren vivir en áreas asiladas y no frecuentadas. Crean
madrigueras para ellas mismas y algunas veces las forran con seda. Las
tarántulas son conocidas por llenar sus madrigueras con detritus encontrados.